Medicina Cuántica: Principios de Energía, Frecuencia y Vibración

La medicina cuántica, con poco más de 60 años de desarrollo, avanza día a día con tecnología innovadora. En la práctica de estas medicinas, el primer paso es diagnosticar las posibles causas del desequilibrio y deterioro de la salud. Al obtener un diagnóstico preciso, se resuelve gran parte del “problema”, lo que permite ofrecer opciones de tratamiento, recomendaciones y sugerencias para que el organismo recupere su energía vital y mantenga una vida plena.

En el Centro de Diagnóstico de la Energía Vital (CDEV), buscamos un diagnóstico correcto y acertado bajo los principios de energía, frecuencia y vibración, estudiando cada órgano con alta tecnología. Ofrecemos un diagnóstico cuántico que analiza más de 90 estructuras anatómicas de los diferentes sistemas del organismo, incluyendo el digestivo, genitourinario, músculo esquelético, circulatorio, endocrino, respiratorio y nervioso.

Nikola Tesla, un visionario inventor, fue físico, matemático, ingeniero eléctrico y mecánico. Hizo descubrimientos como el motor de corriente alterna, el radar, los rayos X, la transferencia de energía eléctrica sin cables, el control remoto y el microscopio electrónico. Tesla decía que para entender los secretos del universo, debemos pensar en términos de energía, frecuencia y vibración. Las vibraciones son una propagación de energía en forma de ondas a través de estructuras sólidas.

Las investigaciones de Tesla son la base para aplicar esta tecnología en beneficio de la salud mediante energía, frecuencia y vibración. El Sol es el mejor ejemplo de estos principios; nos da energía diariamente, permitiéndonos estar activos y vivos. Esta energía atraviesa millones de kilómetros a la velocidad de la luz y afecta a todos los seres vivos.

Muchos piensan que el espacio exterior está vacío, pero los estudios indican que un metro cúbico de espacio contiene suficiente energía para hacer hervir todos los océanos de la Tierra en un par de horas. Esto demuestra que estamos inmersos en energía constantemente.

La energía solar nos atraviesa, manteniéndonos vivos al igual que al reino vegetal. Las vibraciones de las comunicaciones, como las llamadas telefónicas, también interactúan con nosotros. Estamos rodeados de energías que influyen en nuestro cerebro, corazón y células.

Para vivir aislados de estas energías, necesitaríamos cámaras cubiertas de 5 metros de plomo, lo cual es imposible en una ciudad moderna. La interacción con estas energías puede afectar nuestra salud, especialmente si estas frecuencias no son coherentes con nuestra energía natural.

Incluso el alimento es energía. Frutas y verduras menos procesadas conservan mejor su energía vital. Los químicos utilizados para conservar alimentos no se metabolizan fácilmente, distrayendo al sistema inmune. Comer sano implica consumir alimentos lo menos procesados posible.

El universo, según los expertos, se originó de una masa de no más de 500 km de diámetro y ha ido expandiéndose durante miles de millones de años. Si todos tenemos el mismo origen, todo lo que vemos, desde plantas hasta animales, comparte una base común. La energía no se genera ni se destruye, solo se transforma, lo que une a todos los seres vivos en una continuidad energética.

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